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Localidad: Bahabon de Esgueva

Distancia: 13 km

Altitud máxima: 1263 m (Campo Sapos)

Altitud mínima: 1118 m (Plaza de Barbadillo)

Desnivel: 145 m

Pendiente media: 3,5 %

Tiempo estimado: 2h 45m (Ida y vuelta)

 

Salimos del pueblo por el camino asfaltado que se dirige hacia el norte (señalizado con letreros hacia Santa Icilia), viendo algunas casas sueltas, muchas nuevas, en torno al camino. A unos 800 metros llegamos a un cruce y tomamos el camino de tierra de la izquierda dejando el asfalto de la derecha que termina en un puente un poco más adelante, junto a la Casa de la Fábrica. Seguimos este camino cerca del río Pedroso, que discurre en este tramo entre salcedas, fresnos y bastantes avellanos. No haremos caso a otro camino que asciende hacia la vía, sino que subimos hasta unas peñas desde las que tenemos una bonita vista de La Ferrería, con su monumental horno del s.XIX. Seguimos la marcha por el valle del Pedroso y atravesamos el camino de la vía, viendo a nuestra izquierda un túnel de unos 100m de longitud. El camino comienza a subir dejando las limpias aguas del Pedroso cada vez más abajo. El valle aquí es abrupto y está cubierto de rebollares mezclados con zonas de matorral y monte bajo en áreas con menos suelo y algunos roquedos. Avanzamos entre los robles y pasamos el pequeño Barranco de Campillarejos, que se seca en verano. En una revuelta del camino tenemos una buena vista del encajado valle del Pedroso, entre los rebollares que pueblan las laderas. En este tramo no es difícil sorprender por la mañana a algún corzo o jabalí. Después de unos 3km desde el pueblo llegaremos al punto más alto del camino, entre unas rocas, el Alto de la Miguela, a 1213m. Poco antes hay un camino que asciende entre los robles y que termina a poca distancia y que tendremos que ignorar. Desde La Miguela tenemos una buena vista de la cabecera del Pedroso, con las cumbres de la Sierra de la Demanda al fondo. De oeste a este asoma muy ligeramente la cumbre de Cabeza Aguilez (2029), la Cabeza de la Piñuela (1968) y el Torruco de Zarzabala (1919), con nieve casi garantizada de noviembre a mayo. Más al oeste se ve parte de Los Aheditos. En primer plano el valle del Pedroso entre las laderas de rebollar y algunas hayas junto al río. Hacia el sur de nuevo el encajado valle del río entre revueltas por tierras excavadas en pizarras y cuarcitas y la Sierra de Motote al fondo. Iniciamos el descenso de nuevo entre los robles y algún ejemplar de haya y pasamos dos barranquitos antes de llegar a un gran corte en la ladera, Las Losas. Se trata de una pequeña explotación de pizarras de dónde han salido muchas de las losas que encontramos en las calles y casas del pueblo. A partir de aquí ya vamos más cerca del río Pedroso, de agua extremadamente limpia. En sus orillas robles, hayas, salcedas y serbales de los cazadores. Pasado el último barranco de importancia, el de Santa Teresa, veremos un gran pino, conocido como El Pino, ya que hace años, hasta que llegaron las repoblaciones forestales, era el único pino de Barbadillo. Más adelante veremos el Prao de Santos, rodeado por una valla de piedras, en una revuelta del valle. Al final del prado hay un puente, por el que tendremos que cruzar después. Pero antes merece la pena continuar por el camino junto al río, a la sombra de algunas grandes hayas, para llegar a las vegas de Casa la Sierra. Aquí encontraremos una larga pradera con los restos de un vivero forestal en la otra orilla del que quedan algunos pinos y, también en la pradera, algunas viejas tenadas derruidas. Al lado del camino hay un refugio de montaña. Asomando al río será fácil ver esconderse alguna de las numerosas truchas del río. En invierno la garza visita con frecuencia este lugar. Iremos hasta la unión de los dos valles, el de Morales y el de la Secada, donde hay dos tenadas en buen estado, pasada una valla que limita el tránsito de vehículos. Desde aquí hay una preciosa vista del pico San Millán, que asoma con sus 2131 por encima de los grandes bosques de roble, haya y pino del valle del Morales. Cerca del Morales hay algunos fresnos, serbales de los cazadores, serbales blancos, salcedas y majuelos, además de hayas y robles, con algún tejo escondido. Desde Casa la Sierra se pueden realizar multitud de rutas de montaña a las cumbres de la zona, pero, para continuar con nuestra ruta, volveremos sobre nuestros pasos casi un kilómetro hasta llegar al Prao de Santos. Allí descenderemos por una pequeña senda al principio del prado y cruzaremos el Pedroso por Puente Nueva. Desde aquí una bonita vereda limpiada de maleza en 2001 empieza a ascender por la ladera por la margen izquierda del río. Antes de que se hiciera el camino por el que hemos venido a la ida, esta era la ruta que se seguía para venir hasta Casa la Sierra, por lo que se le conoce como el Camino Viejo de Casa la Sierra. La vereda es cómoda de andar y pasa entre algunas grandes hayas, aunque son los robles los que dominan casi todo el tiempo. El río va quedando encajado cada vez más abajo, haciendo curvas en la montaña. Cerca de los pequeños barrancos que cruzamos podremos comer en verano fresas, frambuesas y anavias. En el pequeño Barranco de Garachán podemos refrescarnos con su buen agua. Conviene mirar atrás para ver las cumbres del San Millán, Cabeza Aguilez y La Piñuela asomar por encima del mar de robles. Más adelante el rebollar se hace más denso y con ejemplares de mayor tamaño, quedándonos de frente el Alto de la Miguela. En el último tramo de la senda hay zonas con barro, pero la vereda no tiene pérdida y acaba en una zona llana entre la dehesa de robles. A nuestra izquierda tenemos el camino que baja de Guariste y que podemos tomar para descender sin más hasta el río Pedroso y al pueblo. Otra posibilidad es seguir entre la dehesa de robles hacia el sur y por un pequeño camino llegar a una gran tenada muy bien conservada entre los robles. Desde aquí hay que bajar con cuidado entre robles y rocas hasta el camino de Guariste. Enseguida llegamos de nuevo al Pedroso, que tiene aquí una bonita cascada, que se hizo para coger agua y alimentar a la Fábrica de maderas abandonada que vemos un poco más abajo. Ya allí llegamos al asfalto y le seguimos hasta Barbadillo. Apto para bicicletas únicamente el camino de ida, hasta Casa la Sierra.